La ansiedad va ganando los ánimos de quienes se acercan a los mejores puntos para sumergirse: Vai A Heva, Moái y Acantilados. El primero de ellos está en la Bahía de Hanga Roa, donde a los 12 metros ya se pueden ver peces tropicales multicolores y una gran cantidad de corales. Es especial para quienes se inician, pues la luz y la baja profundidad dan confianza. En Moái, la profundidad casi se duplica respecto de Vai A Heva. Su nombre no es casual, pues allí se puede descubrir cómo se ve el moái bajo el agua, una réplica de los sorprendentes tótems que fue puesta artificialmente. Además, la naturaleza aporta paredes de coral, típicas del arrecife, y numerosos po’o’poo, una variedad de pez que puede alcanzar un metro de longitud.
La última opción de la isla es Acantilados, donde es posible bajar hasta 36 metros. Su nombre deriva del gran acantilado de unos 200 metros de longitud que protagoniza el paisaje. Al bajar, además de ver la pared irregular, se puede pasar por un arco y por una caverna con salida en tubo. Es muy frecuente encontrarse con langostas y rape rape (una especie de grillo de mar). Solo para audaces.
Siguiendo camino al norte, en la costa pacífica de Ecuador está San José, con una visibilidad de hasta 15 metros. Su momento álgido es entre mayo y agosto, cuando sus aguas se llenan de rayas marinas y la fauna está en su apogeo; entonces, es posible visualizar pulpos, langostas y peces de variados colores. Algunos de los puntos de buceo recomendables son: Islotes Ahorcados, Bajo el Copei e Islote El Pelado.
Nuestra Patagonia también tiene zonas de buceo. «La más conocida es Puerto Madryn, considerada la capital nacional de este deporte. Es tan interesante ahondarse en sus profundidades que esta ciudad está incluida en el trío de destinos mundiales para bucear con lobos, que se termina de formar con Galápagos y Baja California», relata Damián Giuliano, director de la escuela Acqua Buceo.
A 25 minutos de Golfo Nuevo, está la zona protegida para encontrarse con los lobos marinos. Es una región de agua fría, que puede llegar a los 8 grados entre mayo y octubre. «Se realiza un tipo de buceo especial, ya que el buzo debe permanecer en un mismo lugar, muchas veces arrodillado, a la espera de los animales, que son juguetones y se aproximan naturalmente. En verano también se puede hacer una excursión de snorkelling con los lobos marinos, una opción ideal para las familias que viajan con chicos menores de 12 años», cuenta el especialista.
Otro destino nacional excelente es el Lago de los Reynos, en Mendoza. «Allí se puede hacer buceo deportivo y técnico –explica Giuliano–. Los más experimentados pueden bajar más de 40 metros y probar las diferentes mezclas respiratorias como oxígeno, nitrógeno y helio». Una actividad que condensa todo: placer, turismo, paisajes y deporte.
En la Argentina, hay distintas escuelas de buceo en las que es posible adentrarse en la técnica especial para bajar a las profundidades. Según Damián Giuliano, director de Acqua Buceo e instructor con más de quince años de experiencia, estas son las recomendaciones que hay que seguir antes de la primera aventura submarina: