En este caso, una sonda o transductor adecuado, se introduce en la vagina para obtener imágenes más claras y confiables, ya que por vía abdominal en muchas ocasiones interfieren gases intestinales, material fecal, contextura del paciente o por la imposibilidad de retener la orina.
El médico suele solicitar este tipo de ultrasonido por indicaciones tanto ginecológicas o del embarazo. También lo puede sugerir el radiólogo, dependiendo de los hallazgos obtenidos con el ultrasonido abdominal.