La celiaquía es una enfermedad autoinmune, originada por la intolerancia al gluten, una proteína presente en el trigo, la avena, la cebada y el centeno, que afecta a las personas genéticamente predispuestas a padecerla, y que provoca la inflamación de la mucosa del intestino delgado e interfiere en la absorción de los nutrientes. Se estima que en la Argentina afecta a una de cada diezpersonas.

En condiciones normales, todo alimento, luego de su digestión, es reducido a partículas más pequeñas que son absorbidas en el intestino delgado por medio de las vellosidades. Sin embargo, en la persona celíaca esta absorción es deficiente y, por lo tanto, su nutrición está comprometida.

Crece la oferta de sales marinas y de condimentos elaborados a base de sal. ¿Una alternativa más saludable a la sal común?

La salud pública le ha declarado la guerra a la sal. Y motivos para ello sobran: los argentinos consumimos 11,2 gramos de sal por día, lo que representa casi el doble del límite de los 6 gramos que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero, en este contexto, florecen hoy nuevos productos alternativos para potenciar el sabor de los alimentos. Están las sales light, que tienen menor contenido de sodio (66%), y también las sales sin sodio, elaboradas a base de cloruro de potasio. Sin embargo, el público gourmet apunta a otros productos y la elección no está dada por un tema de salud.